Es tranquila, está repleta de agua (en forma de fiordos, cascadas, lagos...), cuenta con unos avances sociales y económicos extraordinarios y sus gentes son muy amables. Se han organizado bien y la cultura se destila por todos los poros. Como en esos cientos de estatuas en la capital, Oslo, o en la lectura sosegada en el coffee break o en el tren. Luego, ya, si nos sumergimos por las bellezas de la Región de Fiordos, resulta tan difícil marcharse...
Esculturas humanas en el Parque Vigeland (Oslo). |
La lancha rápida prácticamente se mete en una de las mayores cascadas del Nærøyfjord (Región de Fiordos). |
Una 'escultura' más en Oslo confunde a la paloma... |
Las esculturas de Vigeland bailan junto a Sohlberg en la National Gallery. |
Visión de Bergen y su fiordo desde el funicular que eleva hasta el monte Floyen. |
Aspecto de Karl Johans Gate en Oslo, y al fondo, el Grand Hotel, donde se anuncia el Premio Nobel de la Paz. |
Para más información: ir a El Tintero, capítulo 'Trabajos'
De Oslo a Bergen
Recorrido por el Año Munch
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